4 acciones para evitar procrastinar

Procrastinar. “Aplazar”, “retrasar el momento de realizar algo”, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la Lengua.

Siempre me ha gustado cómo suena esta palabra al pronunciarla. Más allá de cómo suena, procrastinar puede producirnos sentimientos. Frustración. Tristeza. Incertidumbre. Imagino que alguna vez te ha pasado. Personalmente cuando procrastino lo primero que siento es frustración, y esto me hace perder motivación. También me siento ‘atascada’ y empieza a crecer en mí un sentimiento de incertidumbre. ¿Conseguiré dejar de procrastinar? ¿Conseguiré seguir avanzando? La respuesta es sí. Siempre ha sido así. Todo es cíclico y a menudo solo necesitamos un pequeño empujón.

Aunque tengamos un proyecto que queremos traer al mundo, avanzar en el día a día puede resultar complicado. Y es que en algunos momentos puede ser fácil caer en la satisfacción inmediata. Para no caer, necesitamos construir nuestros propios procesos y tomar acción con herramientas que nos funcionan. Por eso comparto contigo las 4 acciones anti-procrastinación que actualmente me funcionan:

1.      Dividir el proyecto en partes

2.      Fabricar plazos

3.      Elegir con antelación qué parte hacer cada día

4.      Avanzar jugando con la energía.

ACCIÓN 1. DIVIDIR EL PROYECTO EN PARTES

Imaginemos que uno de nuestros proyectos es “Escribir el artículo X”. Pero cuidado. Si así es como llamo a mi proyecto en el día a día puedo percibirlo como algo inabarcable por su dimensión, lo que puede desencadenar la procrastinación.

Divide el proyecto en tantas partes como te sea posible. Mi recomendación es que sean partes que puedan finalizarse en un pomodoro (25 minutos) o en un bloque de pomodoros (menos de 2 horas), para que sean abarcables en un único día (considerando que, además de esta tarea prioritaria, siendo realista lo habitual será que tengamos otras tareas a las que también debamos prestar atención). Volviendo a nuestro proyecto de “Escribir el artículo X”, algunas partes podrían ser:

  • Identificar 2-3 revistas objetivo

  • Definir a 1 lector

  • Hacer tormenta de ideas

  • Definir las bases de la historia del artículo v01

  • Definir outline borrador 1

Ahora ya tenemos partes que podemos utilizar para Fabricar plazos (Acción 2) y Elegir con antelación qué parte hacer cada día (Acción 3).

ACCIÓN 2. FABRICAR PLAZOS

El proyecto “Escribir el artículo X” podría llevarnos meses, años o incluso toda una vida. Creo que este tipo de proyectos, aquellos que no tienen plazo, son más proclives a ser procrastinados. Y, sin embargo, si eres como yo, te sentirás más motivado si cumples con tus plazos y no procrastinas para empezar ni para avanzar.

Vamos a imaginar que nos ponemos un plazo de 2 meses para preparar un artículo para enviarlo a la revista. Si quiero asegurarme de que lo tendré listo en 2 meses, puedo fabricar plazos semanales, y crear un calendario donde pueda ir listando, y después tachando, las partes que requiere mi proyecto para estar listo. Si además tengo la oportunidad de crear un compromiso externo, estupendo. Por ejemplo, una fecha en la que tenga que enviar a alguien una parte de tu artículo, o una fecha en la que tenga que contar en un evento mi investigación (por ejemplo, un congreso). Esto podrá incrementar nuestra motivación al comprometernos con otras personas, o al ver más real el resultado final. En todo caso, aunque no haga ese compromiso externo con otras personas u organizaciones, comprometernos con nosotros mismos debería ser suficiente, pues cumplir con nuestras promesas incrementa nuestra motivación y confianza. Esto me lleva a hablar de la Acción 3, sobre planificar qué partes de nuestro proyecto haremos cada día, y ajustar esta planificación en caso de ser necesario.

ACCIÓN 3. ELEGIR CON ANTELACIÓN QUÉ PARTE HACER CADA DÍA

‘Elegir con antelación qué parte hacer cada día’ me resulta clave para empezar el día visualizando un motivo específico por el que levantarme de la cama; tengo el proyecto que quiero hacer realidad — aunque quizás la parte elegida para desarrollar hoy no sea una de mis favoritas—, y sé que necesito tenerla lista en el plazo que me he marcado en la Acción 2. La antelación a la hora de elegir la tarea no tiene por qué ser mucha. En mi caso me funciona incluso si la noche anterior elijo la parte en la que me focalizaré al día siguiente.

Personalmente necesito escribir de puño y letra la parte en la que me centraré ese día en lo que llamo mi “cuaderno anti-procrastinación” (un cuaderno ‘normal’ a ojos de otras personas). Esta parte del proyecto, la prioridad del día, la escribo en una categoría diferente al resto de tareas del día, y me aseguro de finalizarla. Para ello, planifico mi día conociendo cuándo tengo ondas testa. Pero ¿qué es esto de las “ondas teta”? Te lo cuento en la Acción 4.


ACCIÓN 4. AVANZAR JUGANDO CON LA ENERGÍA

Llamo tener “ondas teta” a aquellos momentos en los que experimentamos máxima claridad mental y creatividad. Cada uno deberíamos de conocer cuándo tenemos esas preciadas ondas teta para poder avanzar jugando con la energía. En mi caso, no me siento igual de productiva una mañana tras un buen descanso que otra en la que no escucho el despertador y tengo la sensación de empezar el día a destiempo. Son muchos los factores afectan a nuestra energía, algunos de ellos están estrechamente vinculados. Por ejemplo, nuestra salud, nuestros hábitos, el ejercicio que realizamos, las horas y calidad de nuestro sueño, nuestra alimentación. Algunos están aparentemente fuera de nuestro control—al menos en el corto plazo—, otros nunca podremos controlarlos. Pero sobre un puñado de ellos sí tenemos cierto poder de maniobra. Por ejemplo, es posible que puedas elegir cómo te alimentas o haces ejercicio.

También está en tu mano mantener o acabar con tus preciosas ondas teta. Probablemente acabes con ellas si consumes cualquier tipo de contenido que sale a tu búsqueda en redes sociales, o respondes a la inundación de notificaciones instantáneas de tu teléfono móvil nada más levantarte por la mañana. Es posible que mantengas tus momentos de ondas teta si la mayor parte de tu tiempo eliges tareas que contribuyen a “regar” y así hacer crecer tu proyecto (¡esas partes que hemos identificado en la Acción 1!) o a desconectar en tus momentos de descanso.

Algo que me ayuda a mantener mis momentos de ondas teta es organizarme con periodos de concentración de unos 25 minutos y descansos de distinta longitud para renovar mi energía. La base de mi sistema es el método pomodoro, aunque adaptado a lo que a mí me funciona. Por ejemplo, habitualmente elijo distinta música en mis periodos de concentración (pomodoros) y de descanso. Por la mañana, me gusta avanzar con música clásica o jazz. Cuando hago tareas rutinarias que me resultan poco ‘divertidas’, suelo elegir música que puedo tararear porque me hace estar animada. Entre pomodoros, desconecto yendo a caminar, meditando, haciendo ejercicio, duchándome, cocinando… Básicamente escapando del teléfono móvil y desconectando realmente. Si puedo, cambio de ambiente. Voy a otro lugar de la casa, a otro espacio de trabajo o a una cafetería. Todavía me asombra lo puede afectar a nuestra concentración el tipo y el cambio de ambiente.

Obsérvate. Quizás ya sabes lo que te funciona. Lo positivo es que en cualquier momento podemos empezar a observarnos más a fondo o desde otra perspectiva, y experimentar y mejorar lo que nos funciona.

 

Recapitulamos

Todos tenemos proyectos que queremos traer al mundo. Hemos visto el ejemplo de “Escribir el artículo X”. Quieres tomar acción e implementar acciones que te ayuden a avanzar, y para ello puedes inspirarte en las acciones anti-procrastinación que actualmente me funcionan. Te recomiendo Dividir tu proyecto en partes (Acción 1), Fabricar plazos (Acción 2), Elegir con antelación qué parte hacer cada día (Acción 3) y Avanzar jugando con la energía (Acción 4).

Puedes empezar cogiendo papel y boli y haciendo una tormenta de ideas de todas las partes que crees necesarias para completar tu proyecto. Tantas partes como puedas. Así tendrás los cimientos para concretar las partes de las que se compone tu proyecto y podrás continuar con el resto de acciones anti-procrastinación que te funcionen.

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Autora: Dra. Ana Jiménez-Rivero.


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